lunes, 26 de marzo de 2012

"El silencio es lo que queda si te vas..."

Y se desvanece como si nada, de la misma forma que apareció. Y eso no es lo peor, lo peor es sentirte impotente mientras miras cómo os alejáis. Las ganas de agarrar su camiseta, pedir que te estreche en sus brazos y que por favor no se marche, aumentan con cada una de sus palabras, palabras que forman una despedida, una despedida de algo que ni si quiera ha empezado. Oyes cómo se va, aunque sin hacer mucho ruido, es el silencio el que te dice que se va.
Él se va, pero muchos recuerdos vuelven a ti: besos, caricias, sonrisas, abrazos... ¿Por qué no se lleva estas cosas si se va? ¿Tengo que quedarme con todo esto? ¿De qué me sirve vivir cosas a su lado cuando luego vamos a separarnos? Y, para que nada nos separe, que nada nos una.
Pensaba, como al principio de cada historia, que ahora todo saldría bien, que me lo merecía, pero una vez más, vuelvo a chocar contra un muro.
"Eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor, es un cuento que me sé desde el día en que me dio dos besos y me dijo su nombre."
  "El silencio es lo que queda si te vas..."

domingo, 4 de marzo de 2012

Quiero que mi boca siempre sepa a TI.

Abrazos cuyo propósito se trasparentaba desde el principio, tanto por parte de quien los daba, como por parte de la que los recibía. No querer separarse para no afrontar la verdad, que estaban echándole una carrera al reloj, el tiempo se agotaba.
-Dame un beso, solo uno...
Ya no fue un beso en la mejilla. Y por fin la vida se decidió a presentarte el sabor que más te gustaría en toda tu vida: el sabor de su boca. 
Mientras vuestras bocas intercambiaban sensaciones, sus manos se deslizaron hasta tu culo, y las tuyas subieron hasta su cuello.
Un abrazo tierno después de cada beso.
Otro beso, y él frena:
-Es que eres muy pequeña...
No podías pasar sin sus labios, así que, volviste a besarle, pero paraste:
-Y tú muy mayor...
Él quiso besar tus labios de nuevo, no sabes si para acallar tu comentario, o porque estaba sintiendo lo mismo que tú. Pero de nuevo, paró:
-¿Me estás llamando viejo?
Cada vez que sus labios se separaban de los tuyos, lo hacía también parte de ti. Decidiste recuperar esa parte, y volviste a besarlo:
-Sí...-sonreíste entre dientes antes de que él volviese a ocupar tus labios, precipitando así mil palabras al vacío...Paró de nuevo y volvió a hablarte:
-Entonces, ¿sabes que te estás enrollando con un viejo, no?
Impulsivamente, volviste a catar el sabor de sus labios, decidiste decir:
-Pero es porque yo quiero...
Intentó besarte de nuevo, pero una sonrisa pícara se apoderó de su expresión.
Cada vez quedaba menos para que vuestros caminos se separasen, y erais conscientes, pero os daba igual. 
Decíais que cada beso era el último, y a ese último le seguía otro.

viernes, 2 de marzo de 2012

Hoy puedo decir que no encontré lo que fui buscando.

Y casi sin darme cuenta vuelves a mí. Aunque creo que el problema no es ese, el que vuelva a recordarte, a recordar las risas y los besos, las noches que no acababan nunca, esos bailes que no nos concedimos, las carcajadas con los ojos cerrados porque el Sol nos daba en la cara tumbados en el césped del parque...El problema es que yo no sé si también yo vuelvo a ti. Cuando crees que todo va a salir bien, que por fin la vida te tiende la mano y decide darte una tregua, cuando te la suda sinceramente lo que piensen de ti y de él, cuando todavía no crees que toda aquella felicidad sea tuya, aparece un obstáculo que se encarga de que no te lo creas. Que sí, que los obstáculos están para superarlos, pero, ¿de verdad se pueden superar todos? A día de hoy, no todo es de color de rosa, ni tampoco lo fue ayer, ni lo será mañana. Cuanto más alto subes, más dura es la caída. Comienzas a desdencer en picado desde aquella nube de "te quieros" y "para siempre", sin paracaídas, y en el suelo no hay ninguna colchoneta. Sabes que te la vas a pegar, pero ya es tarde para remediarlo. Así que, sí, te la pegas, te quedas hecha una mierda y a pocos le importa, o por lo menos, no le importa a quien tú quieres que le importe. Un obstáculo se pasa o no se pasa, puedes saltarlo o caerte, pero solo podrás decidir entre esas dos opciones antes de saber que hay un obstáculo, si decides bien, ni si quiera te enterarás de que lo hubo, si decides mal, es entonces cuando te das cuenta de que sí lo hay, tropiezas y caes.
Pero lo importante no es cuántas veces te caigas, sino cuántas te levantas.
Hoy pueden ponerme los obstáculos que quieran, que hoy me siento con ganas.