Porque siempre, al menos una vez en nuestra vida, arriesgamos si queremos ganar. Y, a mí me parece una tontería, ¿por qué arriesgar lo que ya tienes, para conseguir otra cosa? ¿No sabemos conformarnos? Cuando damos ese paso en falso, cuando notamos que no pisamos con pies de plomo, algo se activa en nuestro interior: “Hola, soy tu conciencia. Quería decirte que si sigues así puedes pegarte la mayor hostia de tu vida, pero que, también puedes conseguir lo que te propones, o no”. ¿Lo que me propongo? Lo que me propongo es ser feliz. ¿Tengo que poner todo lo que tengo sobre la mesa? ¿Todo o nada? Seguro que hay otra forma…