martes, 27 de enero de 2015

Mirror

Con todo lo que ocurre hoy en día no sabes si vienes o vas. Piensas que estás en el camino correcto y de repente esa línea se desvía. Y cuando habías encontrado todas las respuestas, cambian, sin precedentes, las preguntas. Y no hay nada que tú puedas hacer, pues giras atrás y ves tu sendero y el momento en el que se torció. Solo te queda avanzar, sin miedo, intentando no tropezar.
Pero es que, con todo lo que ocurre hoy en día, que no sabes si vienes o vas, ahora estás arriba y poco después te sientes caer. Y te cuesta levantarte, sacudirte el polvo y todo aquello que molesta. Y curarte las heridas no es nada fácil, por mucho que alguien se empeñe en lamértelas. Y una vez hecho todo eso, aprendes otra vez a caminar, quizás con un poco más de cuidado, quizás no.
Que no sabes si vienes o vas con todo lo que ocurre hoy en día. Y te buscas en el espejo pero no te encuentras y no sabes dónde cojones ha podido meterse la persona que eras ayer. Pero sabes con certeza que no volverá, jamás. Y sientes un pequeño trozo de ti desgranarse y te duele como cuando te separaste de tu madre por aquellas tijeras frías e insensibles.
Con todo lo que ocurre hoy en día, no sabes si vienes o vas, o si el viento te golpea por Levante o si, por el contrario, lo hace por Poniente. Que ni los malos son tan malos, ni los buenos lo son tanto. La confianza que construiste poco a poco, con toda tu dedicación, cae estrepitosamente en menos de un segundo. Y a vivir con eso.
Que ir y venir han perdido su significado con todo lo que ocurre hoy en día. Que hoy, ahora, estamos aquí y mañana, mañana ya veremos.
Con todo lo que ocurre hoy en día, que no sabes si vas o vienes o si ya has perdido el Norte y has invadido el camino de otro.
Y tenemos que vivir con todo lo que ocurre hoy en día, yendo, viniendo y parando cuando nos flaqueen las fuerzas, con todo lo que ocurre hoy en día.

domingo, 25 de enero de 2015

Game Over

-Tienes las manos frías.-Dijo mientras las estrechaba entre las suyas.
-Será este invierno que no avisa.-Sonrió.
El silencio se apoderó de ellos durante unos instantes, pero no molestaba.
-Te he echado de menos todo este tiempo.
-Y yo a ti.-Hizo una pausa tratando de meditar lo que iba a decir.-Pero de una forma distinta a como lo había hecho antes.
-¿Cómo lo has notado?-su corazón se hundió en las profundidades de su pecho, pero supo disimular.
-Porque ya no te necesito para sonreír. Me di cuenta de que eres totalmente prescindible.
-¿Eres feliz?
-Mucho. ¿Y tú?
-También. Así que vas echando de más lo que un día echaste de menos, ¿no?
Tardó en contestar.
-No es exactamente así.-Sonrió.-No lo echo de menos. Son cosas que están ahí y que algunas se acabarán yendo con el tiempo y yo ya no intentaré detenerlas, son parte del pasado, son pasado. Yo no voy a echarlas, pero no voy a impedirles que se vayan.
Soltó sus manos y estas recobraron la rojez causada por la frialdad del momento.
Inspiró lentamente y continuó diciendo:
-Llega un momento en el que te das cuenta de que has hecho demasiado por alguien, que el siguiente paso solo puede ser separarse. Dejarlo solo y alejarte. No es que estés renunciando o que no lo hayas intentado con suficientes fuerzas, no. Simplemente debes entender que has sobrepasado el límite de la determinación a la desesperación.
Sintió una punzada en el estómago. Sonreía y no se encontraba en su sonrisa. Notó que, por su parte, cualquier tipo de nostalgia había desaparecido, que se había abandonado al tiempo. 
Hacía un rato que solo hablaba ella:
-Voy a irme. Para siempre. Y no voy a mirar hacia atrás. Y no,-esbozó una sonrisa y clavó los ojos en sus ojos-no es una amenaza.
Se limitó a desviar la mirada al suelo.
Ella se levantó de aquel banco y, como había prometido, no giró la cabeza ni una sola vez.