Me va mucho enamorarme de sonrisas, y lo hago con mucha facilidad. Ese es mi problema. Llega un punto, un punto sin retorno, en el que para mí, sus sonrisas cobran mucho más significado. Después de tantas sonrisas, aparece una que me dice que algo ha cambiado, algo en la parte izquierda de mi pecho late más y más deprisa cuando sonríe. Un punto en el que empiezo a preocuparme. Cada sonrisa suya significa una mía. Entonces es cuando entra el miedo. Y ahí ya la hemos jodido. Mi cabeza y mi corazón entran en una batalla que nunca termina entre lo coherente y los sentimientos. Mis labios se mueren de ganas por morder una de sus sonrisas pero mi cabeza se muere de miedo por si él no siente lo mismo, por si llego a perderlo. Pero, de repente, aparecen frases, gestos, que me hacen creer que los dos estamos en la misma situación pero ninguno dice nada. Y, cuando todo parece estar claro, algo se tuerce. Algo me hace pensar que quizás me estoy equivocando y que debería dejar las ilusiones aparte, que solo hacen daño. Y aunque sé que a veces el miedo a perder nos hace perder mucho más, sigo siendo de esas cobardes que no arriesgan. Por mucho que lo quiera. Precisamente porque lo quiero.
I don't wanna miss a smile.