jueves, 7 de enero de 2016

Love hurts but sometimes it's a good hurt

        La observó llorar.

       No había sabido mantener el equilibrio encima de la bicicleta y se había precipitado contra el asfalto.

       Ahora estaba sentada, con la pierna derecha estirada y la izquierda flexionada y rodeada por sus brazos, aquellos brazos que todavía no alcanzaban a abarcarlo por completo. Ella contemplaba cómo la piel de su rodilla se había abierto con la facilidad con la que se apartaban las cortinas del salón de su casa.
       
       Observó cómo empezaba a ponerse roja y cómo comenzaban a marcarse las venas y arterias de su cuello y su frente y la tormenta que se había formado en sus ojos era cada vez más fuerte.

       Rasgaba más y más su garganta con cada lágrima que caía en su rodilla, que la sal escuece.

       Y nada parecía capaz de consolarla, nada había capaz de hacerle creer que, en algún momento, esa herida dejaría de sangrar.



La observó llorar
y
fue entonces
cuando comprendió
cuánto

le


dolería



enamorarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario