No has dado tú el paso, sin embargo, la tierra se ha movido bajo tus pies y has visto piedras como recuerdos rodar en dirección contraria a ti mientras esperabas un efecto boomerang.
Pero la previsión ha fallado: ha vuelto el miedo [el puto miedo].
Y ahora ya ninguna opción parece la correcta: ni avanzar, ni retroceder, ni quedarte quieta.
¿Qué mierdas hay que hacer en caso de derrumbamiento? ¿Cómo cojones se para una avalancha? ¿Por qué estamos temblando? ¿Gritar va a salvarme? Y, llorar, ¿va a evitar que me ahogue?
Con el pie y la indecisión en el aire miro al suelo y veo que, justo debajo, hay un tallo verde.
Todavía hay Esperanza.
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