Cada mañana, al despertar, ella se acuerda de aquel día en el que él la fue a buscar con una rosa y ella no salió de casa, y de esos labios que nunca tendrá.
"No puedo seguir buscando tu aroma en el viento, no puedo mentir ni ocultar lo que siento"
lunes, 21 de mayo de 2012
"Y ahora que estás lejos, yo te deseo como el aire"
Rechazó aquella oportunidad. No la perdió, ni la olvidó. La rechazó. No sabe cuánto le duraría a él su mal, pero la herida de ella sigue abierta, y cada beso es como una taza de alcohol en la misma. Cada beso en los que ella busca los que un día rechazó. Cada perfume de hombre que la impregna y que no es igual que el que un día rechazó. Cada abrazo que no la estrecha del mismo modo que un día lo hizo un amor disfrazado de amistad. Cada "me importas, de verdad" que no supo interpretar. Cada indirecta que no tomó en serio. Cada vez que callaba porque se daba cuenta de que ella empezaba a quererle y tenía miedo de que él no lo hiciese. Cada vez que saludaba con un "hola" cuando pensaba "¿sabes? Me matan las ganas de consumir tu tiempo con besos". Cada vez que no lo miraba a la cara por miedo a que él leyese en sus ojos todo lo que pasaba en su corazón, todo lo que él provocaba en ella. Cada despedida con dos besos protocolarios que rozó las comisuras de sus labios. Cada vez que ella tenía agujetas en el estómago por lo mucho que él le había hecho reír la noche anterior. Cada vez que respiró después de que él lo hubiese hecho, para sentirlo dentro. Cada vez que estaban sentados juntos e ignoraron lo que su corazón les pedía.
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